Nota del autor

Si la entrada que estás leyendo carece de imágenes, no se ve el vídeo que teóricamente lleva incrustado o el código fuente mostrado aparece sin formato, podéis conocer los motivos aquí. Poco a poco iré restableciendo la normalidad en el blog.
Este blog es un archivo de los artículos situados previamente en Lobosoft.es y ha dejado de ser actualizado. Las nuevas entradas pueden encontrarse en www.lobosoft.es. Un saludo,
Lobosoft.

miércoles, 11 de junio de 2008

Google, Premio Príncipe de Asturias 2008

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Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá.



Mateo 7:7-12



No, el blog no cambia de temática, ni tan siquiera pretendo que sirva de púlpito desde el que adoctrinar a nadie. Sin embargo se entenderá perfectamente esta cita cuando presentemos la noticia de hoy (salvando la amplia familia de crisis que vive el país en estos últimos tiempos), que no es otra que la concesión por parte de la Fundación Príncipe de Asturias del Premio del mismo nombre al buscador Google. Tal y como leen: Google, Premio Príncipe de Asturias 2008 de Comunicación y Humanidades porque, en palabras del jurado,




Al poner de forma instantánea y selectiva al alcance de centenares de millones de personas el enorme caudal de información de Internet, Google ha hecho posible, en apenas una década, una gigantesca revolución cultural y ha propiciado el acceso generalizado al conocimiento. De este modo, Google contribuye de manera decisiva al progreso de los pueblos, por encima de fronteras ideológicas, económicas, lingüísticas o raciales.



Firmado en Oviedo, con fecha de hoy. Y se quedan tan anchos. En el blog he manifestado en ocasiones cómo me apasiona el buen hacer de Google en todo lo referido a la investigación de nuevas tecnologías y a la implantación de las mismas en sus productos. También que su postura, activa frente a los estándares (y no reactiva, como la de Microsoft, que intenta cambiarlos según su libre parecer) ha calado hondo entre la comunidad de usuarios y desarrolladores. Pero no lo es menos que en numerosas ocasiones he presentado aquí mi desacuerdo sobre la forma de actual, a nivel empresarial, tan peligrosa o más que la del gigante de Redmond, precisamente por lo que refería sabiamente el refranero, a saber, “líbrame Señor de las aguas mansas, que de las revueltas ya me cuido yo”. Google acapara cada día más información en sus sistemas que a día de hoy parecen capaces de procesar, si no una cantidad infinita de información, sí al menos una tremenda cuantía de la misma. El uso que dé a dicha información no es asunto nuestro... ¿o sí?


Personalmente, y desde el punto y hora en que no sabemos cuál es el límite autoimpuesto por Google en su recolecta de información, pienso que sí tenemos mucho que decir, y que sí es asunto nuestro. Obviamente, podría alegarse que podemos dejar de usar los servicios de Google: no a Gmail, ni a Blogger, ni a Picasa, ni al propio buscador. Pero, ¿quién nos defiende de su AdWords? Podemos navegar evitando la publicidad, al menos en cierto grado, pero la protección no siempre es total, ni del todo efectiva.


El problema de otorgar este premio a Google es que estamos obviando aspectos muy importantes de la compañía, puntera en las búsquedas en Internet (es parte de su negocio, al fin y al cabo), como por ejemplo la autocensura que se impuso hace un par de años cuando el Gobierno de China se lo exigió para continuar presente en el país, impidiendo a sus habitantes acceder a los servicios de correo, blogs personales y censurando los resultados de las búsquedas en páginas web y noticias. ¿Debería otorgarse un premio que se estimaba como prestigioso a una compañía así? ¿No eran suficientemente dignos el resto candidatos? Entre otros se contaban David Attenborough, el genial naturalista y ornitólogo, el político alemán Daniel Cohn-Bendit, portavoz del grupo de Los Verdes en el país teutón, y el loable proyecto de la Wikipedia, llevado a cabo gracias a las aportaciones desinteresadas de voluntarios en todo el mundo?


Hoy día puede comprobarse la diferencia existente entre las imágenes que devuelve Google cuando buscamos, pongamos por ejemplo, la palabra "Tiananmen". ¡Qué hermosas vistas de la plaza encontramos en la versión china del buscador! Y por contra, ¡cuán horrendas son las mostradas por Google.com!




Será por eso que, según declara su presidente y director ejecutivo, Eric Schmidt,




Nuestra verdadera pasión es poder ayudar a que toda la gente pueda acceder a la información que quiera en el idioma que prefiera. Sin embargo, sabemos que todavía hay muchas personas en el mundo que no tienen acceso a esta información y no pueden llevar a cabo en Internet todas las cosas que para nosotros son algo ya muy normal. Este premio debe servirnos como estímulo para dar una oportunidad a que toda esta gente pueda disfrutar de lo que nosotros disfrutamos.



Ciertamente... ¿curioso? ¿Incongruente? ¿O tal vez aberrante? La polémica está servida.



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