Nota del autor

Si la entrada que estás leyendo carece de imágenes, no se ve el vídeo que teóricamente lleva incrustado o el código fuente mostrado aparece sin formato, podéis conocer los motivos aquí. Poco a poco iré restableciendo la normalidad en el blog.
Este blog es un archivo de los artículos situados previamente en Lobosoft.es y ha dejado de ser actualizado. Las nuevas entradas pueden encontrarse en www.lobosoft.es. Un saludo,
Lobosoft.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

La terrible revelación de WikiLeaks

Entrada publicada originariamente en el blog Andanzas de un Trotalomas bajo el mismo título.


Ayer mismo escribía de forma somera acerca de las implicaciones que han tenido las filtraciones de las comunicaciones gubernamentales que ha hecho públicas WikiLeaks y la caza de brujas a que ha sido sometido Julian Assange a raíz de este hecho. Afirmaba entonces que WikiLeaks, en el que se ha dado en llamar CableGate, no revelaba nada que no se supiese ya o, al menos, fuese fácilmente imaginable. Horas después, sin embargo, era apresado finalmente Assange y puesto a disposición de las autoridades (ojo, no escribo justicia, porque eso está por ver), lo que me ha hecho reflexionar sobre WikiLeaks y sobre la verdadera y terrible revelación que nos ha hecho.

Julian Assange era buscado porque pesaban sobre él dos denuncias de abusos sexuales interpuestas por dos mujeres, Anna Ardin y Sofia Wilen, que habían mantenido relaciones con el activista de forma consentida hasta que, presuntamente, este había dejado de lado los deseos de aquellas y había prescindido del uso del preservativo. Así que tenemos una serie de pruebas que relacionan a Assange con Ardin y Wilen, y la palabra de estas dos contra la de aquel sobre la aquiescencia existente en su intercambio sexual. Que después de la denunciada violación ambas mujeres siguiesen en contacto con Assange, desayunando cordialmente con él una de ellas y acompañándole en público la otra, es algo que deberá estudiar el juez que dicte sentencia sobre un caso que ya fue denunciado y dado por cerrado en su día al considerar el propio fiscal que no existían fundamentos para sospechar de una violación. Si Assange es culpable de algo a este respecto debería pagar con la pena correspondiente. De no serlo, habría que estudiar si esas mujeres no incurrieron en un delito de violencia de sexo, usando este además como arma arrojadiza, y llevarlas ante los tribunales.
Pero WikiLeaks no es Assange, como parecen pretendernos hacer creer. Las causas abiertas contra este nada tienen que ver con los documentos publicados por la organización. Nada, más allá de la maniobra de distracción y campaña de desprestigio que están suponiendo, claro. Las revelaciones de WikiLeaks no han puesto en juego la vida de nadie, que se sepa, pero sí han puesto en entredicho la seguridad de los sistemas informáticos estadounidenses y hecho visibles las complejas interacciones de la diplomacia internacional. Como ya dije, no revelan nada que no se supiese con anterioridad; una cadena es tan fuerte como el más débil de sus eslabones, y en la seguridad de los sistemas informáticos hay que tener siempre en cuenta el factor humano. Y que en el juego diplomático y político la hipocresía está a la orden del día no es algo que sorprenda a nadie hoy día.

¿A qué tanto ruido, entonces?
El lenguaje político está diseñado para hacer que las mentiras suenen verdaderas y el asesinato respetable, y para dar una apariencia de consistencia al puro viento.George Orwell.
WikiLeaks ha venido a demostrar que los gobiernos no son intocables y que Internet, con sus autopistas de la información, no se puede someter tan fácilmente como algunos quisieran. Esas vías de comunicación que hacen posible hoy día que los mercados internacionales arrojen importantes dividendos a empresas transnacionales que se encuentran, en muchos casos, por encima de las leyes de los países en los que operan y que pertenecen o poseen a los amos del mundo, esas vías, decía, permiten que la información circule aun a pesar de las trabas que se le intenten poner. WikiLeaks ha caído de los servidores de varias importantes compañías, se han cortado sus recursos financieros pero la comunidad, la ciudadanía, ha mantenido vivos "sitios espejo” o mirrors desde los que es posible seguir accediendo a la información. Incluso los cuestionables actos de ataque a sitios web de empresas que han boicoteado a WikiLeaks no suponen otra cosa que la disconformidad global con la persecución a que han sometido, desde su intocable posición, los gobiernos a la página de esta organización.

Pero decía que WikiLeaks sí que ha hecho una terrible revelación. Realmente no es así, sino que han sido los propios gobiernos los que, en su afán de persecución, han revelado su faz. El intelectual Noam Chomsky ha firmado, junto a intelectuales australianos, una carta abierta dirigida al primer ministro de Australia instándole a realizar una “fuerte declaración de apoyo a Julian Assange”, asegurándose además de que este reciba los derechos y protección que le correspondan. Cuando personas tan reconocidas como Chomsky y los demás firmantes de la carta, cuando los ciudadanos temen tan a las claras por la integridad física del detenido, recordemos, por un gobierno que se quiere democrático y que quiso ser referente de libertades y oportunidades para el resto del planeta, algo va mal.

La terrible revelación de WikiLeaks es que da igual que hicieran pública información del gobierno norteamericano, que no importa que se haya llevado a cabo una “caza del hombre” para encubrir la de la organización, ni tan siquiera que parezca darles igual mostrarse tal cual son en este caso. La revelación es que no están dispuestos a ser cuestionados, ni a que la ciudadanía reivindique transparencia. Quieren seguir en sus tronos dorados de amos del mundo a costa de todo y de todos, porque, como ha dicho el republicano McConnel sobre Assange: "Creo que el tipo es un terrorista de alta tecnología. Ha hecho un daño enorme a nuestro país y creo que necesita ser perseguido con toda la fuerza de la ley. Y si eso se convierte en un problema, entonces habrá que cambiar la ley".

Hoy me permito dejaros con un par de canciones que, creo, vienen al caso. "Tierra de nadie", de Barón Rojo, cuya letra os recomiendo escuchar tras leer la entrada, e "Imagine", de John Lennon, que murió asesinado tal día como hoy, treinta años atrás, y que parece más utópica que nunca.

Salud.

Más información en:

No hay comentarios:

Publicar un comentario